Llevamos ya varios trimestres apostando porque la recuperación económica en 2021 puede llegar antes y ser de mayor magnitud de lo esperado por el consenso, un mensaje que parece que, por fin, comienza a calar. Ahora creemos que el siguiente foco de preocupación creciente va a ser la potencial aceleración inflacionaria asociada, que también anticipamos antes del verano de 2020. Y la principal derivada del mayor riesgo de inflación es el temor a una posible subida de tipos de interés. De hecho, los mercados ya descuentan que los principales bancos centrales, aunque con una intensidad moderada, comenzarán a incrementar los tipos de intervención a finales de 2022 (la Fed) y en 2024 (el BCE).