Al comienzo de la pandemia, los precios de las materias primas se hundieron, descontando una recesión histórica. Posteriormente, diversos factores como la evolución de la industria durante el confinamiento o la celeridad en la recuperación de China hicieron que los precios comenzaran a ascender, alcanzando máximos históricos, como sucedió, por ejemplo, con el cobre o la madera. En consecuencia, el dilema que se nos plantea en la actualidad es si esta evolución podrá mantenerse en el tiempo, con impactos graves duraderos en la economía, o si es producto de una serie de factores circunstanciales de la pandemia, que, en cuanto desaparezcan, harán que se revierta la situación. Para poder resolverlo debemos comprender una serie de factores adicionales: