La celeridad y gravedad de los acontecimientos médicos y económicos nos llevan a buscar la mayor actualización posible de la realidad, para conocer lo que está sucediendo verdaderamente y optimizar las decisiones, en un entorno altamente incierto.
Como los datos tradicionales utilizados para el análisis económico suelen publicarse o con poca periodicidad o demasiado tarde, está siendo habitual aprovechar otro tipo de información que subsana ambos problemas: los denominados datos alternativos o big data, que, aunque tienen menor precisión estadística, actualizan mucho mejor cualquier cambio tendencial. Pero hemos usado sólo los considerados realmente útiles, tras estudiar correlaciones con variables económicas asociadas.