El año 2022, como ocurre desde el inicio de la pandemia, es especialmente complejo de proyectar en términos económicos e inmobiliarios en España, dadas las incertidumbres todavía en proceso: evolución previsible del entorno sanitario y con ello de las restricciones y el PIB, y comportamiento futuro de la inflación, en máximos de varias décadas en la actualidad. El entorno global también impacta y mucho, y variables esenciales como la política monetaria de la Fed y el BCE (y con ello los tipos de interés), la crisis inmobiliaria china y el devenir de los mercados, igualmente están plagadas de incógnitas.