El reto demográfico presenta profundas implicaciones para el mundo empresarial y de las inversiones. Menor población implica menor demanda, algo que podría afectar no solo a la facturación de una empresa, sino también al valor de muchos activos (piénsese por ejemplo en cuánto puede valer una casa en una ciudad sometida a despoblación). Económicamente, el declive de la población se traduce en menos horas trabajadas y, por lo tanto, menor crecimiento económico. Además, el desglose de población entre jóvenes y mayores afecta al otro factor crucial del crecimiento: la productividad. El futuro de los tipos de interés reales está íntimamente ligado a esto. Por último, un menor crecimiento demográfico afectará a los márgenes empresariales y al peso del trabajo en el PIB. Alejandro Macarrón, reputado demógrafo, intentar arrojar algo de luz sobre estos temas tan relevantes en el video de la presentación que ha realizado en exclusiva para nuestros clientes Premium.